miércoles, 10 de marzo de 2010

Llana del Bozo


El domingo, aprovechando que daban bueno, decidimos ir a la Llana de la Garganta. Ángel y Paco van con raquetas y yo con los esquís. Cuando llegamos al final de la carretera de Aisa (1.385 m) vemos que no somos los únicos que estamos en el valle. Incluso cabe preguntarse si hay alguna concentración en la cima del Aspe.

El camino comienza en fila india, atravesando el alud de la carretera y subiendo el bosque por una pista zig-zageante. A unos 1.570 metros el valle se abre, ofreciendo unas bonitas vistas de todos los picos (Lecherines, Aspe, las Llanas,...)

Cruzamos el rio y continuamos por el camino que lleva al Aspe, con mucha huella, hasta el embudo que supera la muralla (1.950 m). Allí, en vez de remontarlo, cruzamos a la loma de la izquierda para despues ir a media ladera a buscar la subida al collado que vemos al fondo.

Antes de llegar a éste, decido quitarme los esquís y unirme a la infantería, que hace rato que van con los crampones. La nieve es costra dura, no voy a disfrutar bajando y me va a costar menos subir a pata.

En el collado (2.250 m), cambia el tiempo y se nos hechan encima las nubes. Como la subida a la Lana del Bozo (2.570 m) es más clara y realmente nos da igual subir a uno u otro pico decidimos cambiar de objetivo.

A unos 100 metros de la cumbre, Paco, que ha venido con unos crampones sin punta delantera para experimentar, experimenta que se tiene que dar la vuelta. La nieve está dura y la pendiente obliga a usar las puntas. Ángel y yo seguimos hasta la cumbre. La bajada hasta el collado la hacemos por otro sitio con más huella y que parece más fácil, aunque sir ser difícil, luego no resulto ser así.

Para esquiar la nieve estaba bastante dura y costrosa, el mejor trozo era el del bosque. Bajar era fácil, disfrutar más difícil. Lo mejor, el que se podía llegar casí hasta el coche sin quitarse los esquís.

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